Hace un tiempo que el expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos utilizó por primera vez la palabra ‘tapering’ para referirse a la posibilidad de abandonar las medidas de estímulo cuantitativo -Quantitative Easing- de años anteriores.
Estas medidas aplicadas a los mercados financieros, se traduce en una reducción en la compra de bonos de deuda pública -Estados Unidos compraba 85.000 millones de dólares mensuales-, pero de manera gradual, evitando así un efecto muy negativo.
Hablamos de un proceso largo en el tiempo en el que las medidas de política monetaria se van quitando gradualmente a medida que los principales datos de la economía muestran mejorías -aumento del PIB, inflación contenida entorno al 2%, reducción del desempleo…- e incluso no se descartan posibles pasos atrás si en algún momento no se percibe fortaleza en la mejora de los datos macroeconómicos.
En el caso norteamericano, ‘The taper’ comenzó en diciembre 2013 y acabó en octubre 2014 con un total de 15 mil millones de dólares comprados. Incluso antes de que comenzase el proceso ya existía gran expectación sobre cómo reaccionarían los mercados globales. A comienzos de 2014 los mercados de capitales y de divisas cayeron estrepitosamente.