La Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal (la Junta), la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC), y la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC) (juntos, las agencias) publicaron una propuesta para revisar los criterios empleados para determinar la aplicabilidad de los requerimientos de capital y liquidez para organizaciones bancarias estadounidenses, así como para entidades bancarias extranjeras que operan en Estados Unidos. Las agencias revisan periódicamente sus esquemas regulatorios, incluyendo los requerimientos de capital y de liquidez. La normativa final, publicada en octubre de 2019, proviene de tales revisiones, lo que incluye una medición del impacto de la regulación, además de explorar alternativas que cumplan con los objetivos regulatorios a la vez que mejoran la simplicidad, transparencia y eficiencia de la estructura regulatoria. El objetivo es “desarrollar un esquema regulatorio que una, de una forma más cercana los requerimientos regulatorios al riesgo subyacente” según declaró Randal K. Quarles, Vicepresidente de Supervisión. La norma final resalta la sensibilidad y la eficiencia de los requerimientos de capital y liquidez, además de apoyar la solidez y funcionalidad durante periodos de estrés económico y durante periodos BAU.
La norma final modifica los criterios para determinar la aplicabilidad de los requerimientos de capital y de liquidez para los grandes bancos estadounidenses y las IHC norteamericanas (Empresas Holding Intermediarias) de algunas organizaciones bancarias extranjeras. La norma establece cuatro categorías construidas en base a indicadores de riesgo tales como, el tamaño, las actividades interjurisdiccionales, la dependencia de la financiación mayorista de corto plazo, los activos no bancarios, y su exposición fuera de balance (off-balance sheet).
Estos cinco indicadores han resultado ser importantes en cuanto a la medición de los potenciales riesgos de estabilidad financiera en Estados Unidos:
El tamaño de una entidad bancaria proporciona una medida del efecto que podría tener una situación de estrés de sus operaciones para la entidad, así como para los mercados estadounidenses y, por ende, para la estabilidad de todo el sistema financiera de Estados Unidos. El tamaño se define como el monto total de sus activos consolidados, o sus activos estadounidenses combinados. Un banco más grande habitualmente tiene más clientes y contrapartes que podrían terminar siendo afectados durante un periodo de estrés: por lo tanto, cuanto más grande sea la organización, más probabilidad hay de que un periodo de estrés afecte a más participantes del mercado y a la economía en general.
La actividad interjurisdiccional proporciona una medida de la huella global del banco, que sirve como indicador del impacto internacional que puede tener un periodo de crisis para la entidad. La actividad interjurisdiccional se define como la suma de los pasivos y derechos interjurisdiccionales. El BCBS (Comité de Basilea para la Supervisión Bancaria) concluyó que cuanto mayor sea el alcance global del banco, más difícil será coordinar su resolución y, por lo tanto, más amplios serían los efectos de su caída. Una importante actividad interjurisdiccional puede indicar una mayor interconectividad y complejidad operacional. Existen, además, complicaciones legales y regulatorias adicionales para los bancos que poseen una actividad interjurisdiccional más intensa, que requiere de sistemas de gestión de riesgo más sofisticados.
Los negocios no bancarios de una entidad bancaria pueden involucrar una gama de riesgos más amplia que los típicos riesgos experimentados por las actividades permitidas de forma diaria. Los activos no bancarios representan el monto de actividades realizadas a través de subsidiarios no bancarios. Estas actividades también pueden resultar en una complejidad más alta y en la necesidad de disponer de sistemas de gestión del riesgo más sofisticados. Por lo tanto, los activos no bancarios nos proveen de una medida de la complejidad del negocio y de las operaciones de la entidad.
La exposición fuera de balance u off-balance sheet (OBS) de un banco complementa la medida de tamaño que antes comentábamos. La exposición OBS es la diferencia entre la exposición total, calculada de acuerdo con las instrucciones del FR Y-15 (un formulario de la Reserva Federal que recopila datos de riesgo sistémico de grandes entidades bancarias), y los activos totales. La exposición OBS puede resultar en futuras y notables salidas de liquidez, sobre todo durante periodos de estrés, dado que durante estos periodos las debilidades de cada entidad bancaria pueden ser agravadas por los cobros de compromisos previos y la necesidad de prestar activos en garantía para derivados.
La financiación mayorista ponderada de corto plazo mide la cantidad de financiación a corto plazo obtenida a través de contrapartes mayoristas, depósitos de corredores, y algunos depósitos “overnight” con vencimiento a un año o menos. La financiación a corto plazo típicamente es menos estable que la financiación a largo plazo, por ejemplo, depósitos minoristas asegurados, deuda a largo plazo y patrimonio. La dependencia de la financiación de corto plazo, generalmente no asegurada, puede hacer que las entidades sean más vulnerables a las salidas de fondos, generando riesgo de seguridad y consistencia.
Estos cinco indicadores se usan para determinar las cuatro categorías para la aplicación de los requerimientos de capital y liquidez. Estos factores sirven como una base para poder asesorar los riesgos de seguridad y estabilidad financiera de una organización bancaria. Estos factores, junto a una mayor transparencia y eficiencia, resaltan el foco que las agencias, a través de las normativas, ponen sobre la sensibilidad del riesgo y otorgan una medida simple y transparente del tamaño, la complejidad y los posibles riesgos sistémicos de las organizaciones bancarias.