La autoridad bancaria europea (EBA) publicó el pasado 25 de mayo un análisis de los primeros impactos causados por el COVID-19 en el sector bancario europeo. A continuación, les exponemos un resumen de dicho informe.
Contexto
La pandemia se ha expandido rápidamente por todo el mundo. El total de casos confirmados en la Unión Europea (UE) superó el millón a mediados de mayo. Como respuesta a la rápida expansión del virus, los gobiernos de toda Europa impusieron medidas de contención para limitar las interacciones sociales y medidas económicas encaminadas a reducir el impacto de la crisis en los hogares y las empresas.
En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimaba una caída del PIB para la zona euro del 7,5% en 2020 y un crecimiento del 4,7% en 2021. El Banco Central Europeo (BCE), por su parte, prevé en su publicación “Economic Bulletin Focus” tres escenarios posibles sobre el impacto de la pandemia (leve, medio y severo) para la zona del euro, pronosticando para 2020 una contracción del PIB de alrededor del 5%, 8% y 12%, respectivamente, seguida de un crecimiento del PIB de alrededor del 6%, 5% y 4%, respectivamente, en el año siguiente.
Junto a lo anterior, se espera que la contracción de la actividad económica tenga un impacto significativo en el mercado laboral. El FMI pronostica que el desempleo en la zona euro aumente al 10,4% en 2020, frente al 7,6% en 2019 y el 8,9% estimado en 2021.
Hasta ahora, se han implementado varias medidas a nivel regional, nacional y de la UE para apoyar a las economías de empresas y hogares. A nivel de la UE, el Consejo ratificó el paquete de ayuda del Eurogrupo de 540.000 millones de euros. Las medidas de apoyo a nivel regional y nacional incluyen subvenciones para empresas, esquemas de garantía de préstamos e iniciativas para moratorias de préstamos.
Con respecto a la política monetaria, el BCE ha puesto en marcha numerosas iniciativas. Les recomendamos leer estas entradas del blog para más detalles: medidas financieras, colaterales y nuevas medidas de liquidez.
El sector bancario de la UE antes de la crisis
La gran crisis financiera de 2008 puso en alerta a los bancos que, desde entonces, han mejorado notablemente algunas de las ratios más importantes. Así, el CET1 (capital) aumentó del 9% en 2009 a casi el 15% en el cuarto trimestre de 2019, mientras que la morosidad se contrajo hasta el 3,1%, después de haber alcanzado un máximo de 7,1% en 2014. Desde el punto de vista de la liquidez, clave en momentos de crisis, el LCR alcanzó casi el 150% en el primer trimestre de 2020.
No obstante, dados los bajos tipos de interés, la rentabilidad de los bancos ha seguido siendo un desafío en los últimos años ya que, según datos de la EBA, casi la mitad de los bancos aún no logran cubrir su costo de capital.
Composición y calidad de los activos
En el cuarto trimestre de 2019, los bancos de la UE acumulaban 23,7 billones de euros en activos totales, un 7% más que en el mismo trimestre de 2018. Los dos componentes principales del activo total fueron préstamos y anticipos (66%) y títulos de deuda (13%).
Respecto a los títulos de deuda, es importante destacar el efecto que puede sobre el capital el deterioro en la valoración de los mismos teniendo en cuenta que buena parte es deuda soberana y el 45% de ella tiene un vencimiento superior a cinco años, siendo más vulnerable a las variaciones de las tasas.
Dentro del rubro de los préstamos, los que más han aumentado en los últimos años son precisamente los segmentos con mayor riesgo como las pequeñas y medianas empresas (SMEs por sus siglas en inglés) que crecieron un 8% solo en 2019 y el crédito al consumo que aumentó un 9% en el mismo periodo. Además, los préstamos a instituciones no financieras (NFC por sus siglas en inglés) se incrementaron un 4% y a hogares un 5%.
La EBA achaca el aumento de los préstamos con más riesgo no solo a la búsqueda de mayor rendimiento por parte de los bancos en el entorno de bajas tasas de interés, sino también a la creciente demanda de préstamos en medio de las actuales condiciones macroeconómicas, la disminución de las tasas de desempleo y el fortalecimiento de la confianza del consumidor. Estas tendencias se detuvieron repentinamente en el primer trimestre de 2020 con el inicio del deterioro económico.
Además, como hemos mencionado anteriormente, la morosidad se ha reducido notablemente desde 2014 (7,1%). No obstante, el índice de morosidad en el cuarto trimestre de 2019 se situó en el 3,1% con un volumen total de 529.000 millones de euros, un nivel más alto que antes de la crisis financiera mundial. El aumento de las necesidades de financiamiento también generará nuevamente niveles más altos de endeudamiento de los hogares, de las empresas y de los gobiernos en los próximos años.
Los resultados del primer trimestre de los bancos muestran los primeros signos de deterioro en la calidad de los activos, pero todo apunta a un mayor deterioro. La calidad de los activos será uno de los desafíos clave para los bancos en los trimestres y en los años venideros.
Financiación y liquidez
Por el lado del pasivo, la principal partida de los balances bancarios son los depósitos de sus clientes que llegan a sumar el 50,4% del total durante el cuarto trimestre de 2019. A excepción de momentos puntuales, los depósitos no han sufrido flujos de salida excepcionales por la crisis.
La otra gran vía de financiación son los títulos de deuda emitidos que representan la segunda mayor partida del pasivo de los bancos de la UE. Debido al aumento de la volatilidad y de los spreads en los mercados de deuda europeos, no hubo nuevas emisiones por parte de los bancos hasta mediados de abril.
Desde el mes de marzo tanto la EBA como el BCE han implementado numerosas medidas para tratar de ayudar a los bancos en materia de financiación. Además, algunos de ellos aprovecharon los primeros meses del año para llevar a cabo operaciones de refinanciación a costes bajos. Sin embargo, la EBA plantea la posibilidad de que aparezcan algunas dificultades y de que aumenten los costes de financiación para aquellos bancos que aún deben refinanciar cuantías importantes que están por vencer en los próximos 6 o 12 meses.
Muy ligado a la financiación está el principal caballo de batalla de las crisis, la liquidez. Para sustentar el análisis sobre la situación de la liquidez a corto plazo, la EBA analiza el coeficiente del LCR que esta, en media, bastante por encima del 100% requerido. Aunque advierte que esta posición de liquidez esta diseñada precisamente para poder ser empleada en tiempos de crisis como los actuales, por lo que las ratios podrían decrecer en los próximos trimestres.
En cuanto a la composición, durante el primer trimestre de 2020 los activos líquidos se han mantenido en niveles similares a los del cuarto trimestre de 2019. El que más ha aumentado es precisamente el nivel 1 debido principalmente a las crecientes exposiciones a los bancos centrales. Por el lado de las salidas también se mantiene una estructura similar a la de finales de 2019, notándose un incremento en las salidas generadas por las líneas comprometidas.
Rentabilidad
En este apartado, resulta preocupante los bajos niveles de rentabilidad que los bancos europeos muestran, por ejemplo, con respecto a sus pares estadounidenses. Mientras los primeros tenían un rendimiento promedio del capital (ROE) del 5,9% en el último trimestre de 2019, los bancos estadounidenses registran un 9,5%. La EBA lo achaca a los bajos márgenes y las presiones de los costos operativos. Además, argumenta que esta ratio se puede ver aún más afectada no solo por la contracción en la actividad económica, sino también por el alcance y la profundidad de las medidas de política adoptadas en cada jurisdicción.
Con el Ingreso Neto de Intereses (NII por sus siglas en inglés) potencialmente bajo presión, un análisis de sensibilidad indica que por cada disminución del 10% en los ingresos por intereses de los préstamos otorgados a hogares y a empresas no financieras daría como resultado una disminución promedio del ROE para los bancos europeos de 119 pb y 100 pb, respectivamente. También una disminución del 10% en los ingresos recibidos por comisiones impactaría en 122 pb al ROE. Pero eso no es todo, estos mismos decrementos porcentuales de los ingresos por intereses y por comisiones, tendrían un impacto negativo en el capital (CET1) de 22pb, 19pb y 23pb, respectivamente.
En este escenario, los bancos estarían incentivados a otorgar más préstamos para tratar de incrementar su principal fuente de ingresos. Para ello necesitarán fondos adicionales y es por esto que el BCE ha aumentado el importe de sus planes de financiación, así como ha flexibilizado las condiciones que deben cumplir ciertas garantías.
Durante la crisis se ha apreciado que los nuevos préstamos hipotecarios se han detenido temporalmente. En contraste, los préstamos NFC están aumentando, impulsados las líneas de crédito comprometidas y préstamos con garantía pública. Sin embargo, el impacto positivo del crecimiento de los préstamos en los ingresos por intereses podría reducirse por la contracción de márgenes en medio del entorno de bajas tasas de interés.
Capital
En este cuarto pilar de la banca, la EBA cree que los bancos están bien cubiertos ya que han fortalecido su posición de capital, debido a los requisitos reglamentarios.
A finales de 2019, el índice CET1 promedio de los bancos de la UE alcanzó el 14,9%, muy por encima de los requisitos de capital regulatorio. Además, los bancos tienen un búfer de gestión que ascendió a 270.000 millones de euros (equivalente a aproximadamente el 3% de RWA). Por último, el índice de apalancamiento era del 5,7% al cuarto trimestre de 2019.
Los activos ponderados por riesgo (RWA por sus siglas en inglés) de los bancos venían disminuyendo desde la última crisis financiera y, al cuarto trimestre de 2019, el riesgo de crédito representaba el 84% del total de RWA.
Sin embargo, durante el primer trimestre de 2020, a pesar de que las ganancias de los bancos aumentaban el capital, el CET1 ha disminuido por el aumento del RWA causado por el deterioro de la calidad de los activos, por el aumento de los compromisos de crédito y por el aumento del riesgo de mercado.
Por esta razón, los reguladores han decidido tomar cartas en el asunto y han anunciado medidas relacionadas con la flexibilización de los requerimientos de capital y la posibilidad de que los bancos hagan uso de los buffers establecidos precisamente para afrontar periodos de crisis como el actual. Todo ello, con el objetivo de aumentar la capacidad de absorción de pérdidas del sector bancario europeo y de mantener la financiación de los sectores económicos durante el período de crisis.
Conclusiones
Los bancos han llegado bien preparados a esta crisis en materia de liquidez y de capital, en buena parte, debido a las obligaciones establecidas por la normativa impuesta tras la crisis financiera de 2008. Además, han podido afrontar convenientemente las dificultades operacionales causadas por las medidas de confinamiento y distanciamiento social.
No obstante, el BCE ha ayudado a las entidades financieras a hacer frente a la crisis con medidas de financiación enfocadas precisamente a asegurar la liquidez y, por tanto, la fluidez en la concesión de nuevos préstamos principalmente a NFC. Por el lado del capital, también han ayudado las medidas adoptadas para que los bancos puedan hacer uso de los amortiguadores que previamente habían constituido.
Finalmente, la baja rentabilidad de los bancos europeos parece que se va a mantener por un largo periodo de tiempo, dados los bajos tipos de interés y la presión sobre los costes operativos.